Zeppelin sobre la Puerta del Sol de Vigo (1929?-2011)

Hace siete décadas, el dirigible Graf Zeppelin, un coloso más largo que tres Boeing 747, navegaba habitualmente sobre Galicia, provocando el aplauso y el asombro en aldeas y ciudades. La mayor aeronave de su tiempo podía transportar 60 toneladas y aún hoy tiene el récord de mayor número de horas de vuelo, con 600 viajes y más de 150 viajes transoceánicos. Un año después de su botadura, en 1928, el orgullo del Tercer Reich comenzó a volar sobre Galicia, como lugar de paso entre Alemania y Nueva York. El verano de 1929, los gallegos fueron testigos de su viaje de vuelta al mundo, la primera de la historia que completaba una aeronave. El viernes, 9 de agosto, el aerostato sobrevoló Vigo a baja altura, procedente de Lakehurst, en Nueva Jersey, rumbo a su base de Friedrichshafen, en Alemania. Luego, proseguiría hacia los Urales, Siberia y Tokio, para terminar de nuevo en los Estados Unidos.

Imagen del fotógrafo vigués Pacheco, en la que se ve al dirigible volando 
sobre el hotel Moderno, en la Porta do Sol.
Los diarios de la época narran el ronroneo de los motores y la fascinación que despierta el dirigible, en el que se aprecia la cabina de los pasajeros, e impresiona la bandera nazi que luce en su alerón trasero. El Pueblo Gallego publicó crónicas de la travesía: «Bautizado como un hotel aéreo, el Graf Zeppelin cuenta con un comedor que puede usarse como salón de baile». El comandante Eckener, un héroe de su tiempo, transportaba «a 41 tripulantes, 20 pasajeros y 3 señoritas japonesas», según el periodista.

Tras la vuelta al mundo, las singladuras fueron frecuentes. También La Voz de Galicia recogía la entrada de un zepelín por la costa coruñesa, el 3 de septiembre de 1929. Desde Corcubión sobrevoló cabo Vilán y fue visto sobre la torre de Hércules a las 17.30 horas: «Los que lo vieron, diéronse perfecta cuenta de algunos detalles del colosal aparato». El 16 de abril de 1930, sorprendió a los marineros de Bueu. «A las siete de la mañana pasó por esta villa, a escasa altura, el Conde de Zeppelin, causando el asombro del vecindario», narra un diario. Poco después, aparece sobre Vigo, «a baja altura por encima del monte del Castro».







"El Moderno" en La Puerta del Sol de Vigo en 2011
En un viaje de Berlín a Nueva York, El Pueblo Gallego detallaba la vida a bordo: «Lleva una bodega bien surtida, cuyos restos, si quedan, serán arrojados al mar antes de entrar en el país de la ley seca ». Estaba prohibido fumar, medida lógica pues era una gran bola de hidrógeno, altamente inflamable. El incendio del Hindenburg, ocurrido un año despues de que también sobrevolara Galicia, certificaría los riesgos.

 Pero Galicia estuvo a punto de ser algo más que lugar de paso. En los años 20, el ingeniero Torres Quevedo diseñó el Hispania, un dirigible que pretendía dar servicio entre España y América. El proyecto entusiasmó al Gobierno, que construyó una terminal de aerostatos en Sevilla, para una línea con Buenos Aires, e ideó otra en Vigo que enlazaría con Nueva York. Se pretendía transportar correo postal, muy intenso en pleno auge de la emigración.

En 1930, el jefe de Aeronáutica, Alfredo Kindelán, decía: «Podrá transportar tres toneladas de correspondencia en cada viaje». Y todo, en poco más de tres días de ruta, frente al mes que invertían los trasatlánticos. Pero Galicia se tuvo que conformar con ver al Graf Zeppelin, hasta su retiro en 1937, surcar sus cielos como un inquietante coloso.


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